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Juan Garmendia - Sesión 11
Juan Garmendia - Sesión 11

Sesión Nº 11

Fragmento del temario de la sesión 11:

* El otro día hablando de la kutxa nos decía que esta pertenece al mundo vasco pero no exclusivamente al vasco. ¿Lo mismo podría decirse del pensamiento mágico vasco?

* Los relatos recogidos por usted son muy recientes y sorprende que hayan sobrevivido oralmente. ¿Es debido al habitad disperso o como usted dice a la vida en comunidad aislada y de censo modesto del mundo rural?

* En su trabajo de investigación las apariciones, en sus diversas manifestaciones, tienen mucha importancia.

* El monte, la cueva, la bifurcación de caminos, el puente, son elementos muy presentes en la leyenda y el mito.

* Entre el sujeto que desea una cosa y el objeto de su deseo suele interferirse con frecuencia un tercer elemento, que en unos casos es esencialmente mago o hechicero y en otros, sacerdote. Nos dice Julio Caro Baroja. Este tercer elemento también es una presencia constante en los relatos recopilados en sus trabajos sobre los mitos.

Fragmentos de la sesión 11 (Transcripción)

En lo sustancial pues sí, son parecidos los mitos. Nada es igual a nada, decía Julio Caro Baroja; pero casi todo es parecido.

Había un pastor de Gaintza de Navarra que iba hacia San Miguel y llevaba de ofrenda un cordero al Santuario, y en el camino tuvo ocasión de vender ese cordero. En vez de llevarlo al Santuario lo vendió este pastor. Con el tiempo apareció ya difunto y le dijo a uno de allí que entregara en el Santuario de San Miguel un cordero porque estaba a falta de esa entrega para entrar en el cielo.

Cuando un herrero, con el martillo le indicaba, le señalaba a uno; aquel parece que se iba a morir pronto. Tenía también poderes extraordinarios.

La noche para los de la noche; el día para los del día. Aquí somos doce mil que hemos venido. Las brujas son elementos de la noche. Con mucho contacto directo con el demonio. Las brujas. Sí. Tantas cosas se dice de las brujas.

El sitio de las brujas era el monte, la cueva, claro. También la bifurcación de caminos, el puente. No el puente como lugar de paso, sino lugar donde se llevaba a efecto una aparición. Son lugares simbólicos. Además han de ser sitios retirados. Rurales, donde la casa más cercana esta lejos. Todo eso se prestaba a que se diera, a que naciesen estas apariciones.

En Goizueta conocí una señora que me habló de como su madre conoció a una mujer que salía solo a misa los domingos, y llevaba un atabalero. Era de una casa muy rica. Y el atabalero anunciaba cómo venía esa señora. Iba por la calle pero con un ojo sólo que veía. El otro no, el otro tenía tapado. Y en el pueblo se decía que tenía el poder maléfico del mal de ojo. Aquella mujer. Y la madre de la que me contó a mí, conoció a esa mujer. En Goizueta esto, en la casa llamaban la casa de las brujas. Nadie se atrevía a vivir en ella. Ahora es una casa transformada.

En Lekumberri había dos zapateros. Uno de ellos, que dicen que era cojo además, iba a entregar los zapatos a otro pueblo. Y cuando iba vio, a las brujas, en corro cantando. Lunes uno, martes dos, miércoles tres, jueves cuatro, viernes cinco, sábado seis y no decían domingo. Y otra vez empezaban. Lunes uno, martes dos, miércoles tres, jueves cuatro, viernes cinco, sábado seis. Domingo siete, dijo el zapatero. Las brujas le cogieron; era cheposo, los dos zapateros lo eran; cogieron la chepa y le dijeron: vete. El zapatero se fue a entregar los zapatos al pueblo. Sin chepa. Volvió a Lekumberri y le vio al otro cheposo. ¿Qué te ha pasado? ¿Qué has hecho? ¿Cómo ha sido eso? Pues mira, los sábados las brujas salen en tal sitio, andan al corro cantando. Lunes uno, martes dos, miércoles tres, jueves cuatro, viernes cinco, sábado seis, y otra vez. No llegan al domingo, vuelven a repetir. Sábado seis y yo dije, domingo siete. Vinieron las brujas, me cogieron la chepa y me dijeron: vete. Allí estoy yo, dijo el otro, el cheposo. Efectivamente, fue el cheposo, al sábado siguiente. Y las brujas como siempre. Lunes uno, martes dos, miércoles tres, jueves cuatro, viernes cinco, sábado seis. ¡Domingo siete! Al verle las brujas le dieron la chepa del anterior zapatero, toma la chepa y vete, dijeron las brujas. Y se quedó el zapatero con dos chepas. El anterior se quedó sin chepa y este con dos chepas.