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Sesión 7
Sesión 7

Sesión Nº 7

Sesión centrada en las costumbres y ritos funerarios del País Vasco.

Fragmento del temario de la sesión 7:

* Su libro “Costumbres y ritos funerarios en el País Vasco” comienza refiriéndose a la figura de la “serora” ¿Podría hablarnos de ella?

* ¿En qué difería la serora del sacristán y llegó a haber conflicto entre ellos?

* En el libro se detiene en el concepto de vecindad en su acepción de la casa más próxima. (Más vale el vecino que el hermano lejano)

* ¿Cómo era la administración del viático?

* La campana informaba si el fallecido era párvulo, mujer o varón. Además de otras funciones.

* Al muerto lo amortajaba uno de casa o alguno de los vecinos.

* A la hora de transportar el cadáver lo niños llevaban niños, los solteros a solteros y así sucesivamente.

* El cadáver se dejaba en el pórtico de la iglesia y luego se introducía en el templo ¿Cómo era esta parte de ritual?

* Si en una conducción de un cadáver el ataúd por un motivo u otro lo desviaban del camino consabido para este caso, el nuevo trazado adquiría para lo sucesivo carácter de servidumbre público.

* Sepultura en la iglesia. Creación de cementerios en el exterior. Prolongación del hogar, en su acepción de casa, ha sido la sepultura en la iglesia.

Fragmentos de la sesión 7 (Transcripción)

En todas las parroquias había seroras, eran mujeres dedicadas al servicio de la iglesia, eran mujeres que tenían que ser de buena conducta, en fin, tenían que representar a la dignidad, no una mujer cualquiera, una mujer de probada conducta y que era casi indispensable en la iglesia. Han desaparecido como ha desaparecido la figura del campanero, se tocan las campanas de vez en cuando pero el campanero, así oficial, pues se ha olvidado. En muchos pueblos tiene el nombre de serorategi que es la casa donde vivía la serora, ahora a veces sólo se conserva la casa, el nombre, y no hay serora, pero sigue llamándose serorategi.

Hemos dicho antes que el rito es lo opuesto a lo espontáneo. Hay una frase muy interesante de Pablo Gorosabel, que decía que los muertos enterraban a los vivos. Quería decir con eso que los gastos en el cual se metía la familia del difunto muchas veces por la emulación también, fulano ha hecho esto y también nosotros, se metían en deudas. El fuero también legislaba a cerca de eso, había muchas disposiciones con las cuales se prohibía las comidas y las honras fúnebres, los excesos, pero no se respetaban porque las costumbres desaparecen solas si el pueblo, la sociedad abandona y no desaparecen si la sociedad vive esas costumbres, no desaparecen tan fácil. Y con las costumbres esas de comidas y bebidas en las honras fúnebres el pueblo las vivía y por muchas disposiciones que había no se respetaban. Aquí podríamos citar algunas costumbres que se han prohibido y se siguen practicando porque el pueblo las vive. Ahora, si el pueblo no las vive ello mismo desaparece.

La vecindad en el medio rural, tiene mucha importancia. Un fallecimiento se comunicaba al vecino antes que a los parientes incluso. Era la vecindad, la casa más próxima, y se comunicaba incluso estando enfadados. Y el vecino se encargaba de avisar a la iglesia, al sacerdote, al sacristán, luego ya la serora se encargaba de organizar las costumbres, las ofrendas y eso. La vecindad luego se encargaba de ayudar a la familia el día del fallecimiento y al día siguiente, corría todo a cargo de los vecinos. Los vecinos eran para este caso más importantes que los familiares.

Antiguamente cuando uno era muy acomodado igual vestía de luto a cinco o seis pobres del pueblo, pero eso no hemos conocido nosotros; pero se ve en algunos testamentos que se vista seis pobres de luto durante varios días. Ahora nos parece una cosa disparatada.